jueves, 31 de mayo de 2012

Riglos-Arrés. 57 km. Vuelta a España en bicicleta. así somos en 2012.



Salí más o  menos pronto para evitar el calor e, incluso, dejé de ver los viejos olivos que me dijeron que había en el pueblo. Desayuné opíparamente para acumular las suficientes reservas y me puse en marcha arropado por un fresquito mañanero que pronto se convirtió en calorcillo, al ir parando contínuamente y al avance de la mañana. 
Tenía ganas de comprobar mi estado, pero ya desde la levantada, sentí que tenía más fuerzas. La ruta, empezó con una cuesta abajo estupenda, con las apasionantes vistas de los mallos y del valle. Parada, tras parada, llegué al pueblo que estaba justo enfrente, pero que por la carretera y debido al rio, había que recorrer un montón de kilómetros. Llegué a Murillo de Gállego, donde hable un rato con Miguel Gancedo, de Verticalia. Los tractores, gigantes, y arrastrando grandes remolques cargados de hierba, pasaban amenazantes y llegué al puerto de Santa Bárbara, un puertecillo amable que, poco a poco, va remontando. 
Mis fuerzas realmente, han vuelto, creo, jajaja, y aún con el fuerte calor que al medio día hace, avanzaba razonablemente suelto. Y, graciosamente, cada vez estoy más cerca de Jaca y sus montañas con nieve. Tenía la duda de acercarme a Canfranc para ver la famosa estación, pero he de hacer casi 60 km de ida y otros tantos de vuelta y creo que no lo voy a hacer, que lo dejaré para más adelante.
Tras cincuenta y pico km., empecé a buscar parcela y me dijeron que en Arrés, había un "hospital de peregrinos". La llegada a Arrés es una subida estupenda y, la entrada ya al mismo pueblo, es el remate. Dejándome el bofe por el camino y decidido a superar ese último tramo como fuese, coroné axfisiado la rampa entre aplausos de los congregados en la puerta del albergue, que me llenaron de gozo, jajaja. Lo había conseguido. Pero no podía ni hablar. Cuando lo pude hacer, saludé, entre otros, a María y Angeles, que son las encargadas del hospital y que, hoy, justamente, terminan y son relevadas en sus cometidos. En el albergue, Checos, franceses (en gran número), italianos, peruana, españoles.... así, hasta 21 personas. La cena, comunitaria, resultó divertida, igual que preparar las viandas para tantos comensales. Y, luego, a la noche, ronquidos para despertar a un muerto, jajaja. Casi ná.










Placa que recuerda a los que perdieron la vida en los mallos.

Cabeza de gorila, con sombrero

abrevaderos de ganado

Casa de labradores

Farol con botellas

Estación de Riglos

Rio Gállego

Rio Gállego


Los supertractores

... con sus superremolques

Bodega



Miguel, de Verticalia

Verticalia

Verticalia

Equipo de escalada 

Murillo de Gállego

La guardia civil de montaña, entrenando para rescate en las aguas bravas

mallos

Gállego

Puente del Pantano de la Peña

Aforadero





Ermita de la Virgen del Puente de la Peña


Bailo

Bailo

Bailo

Bailo

Bailo

Arrés

Hospital de peregrinos de Arrés.


En el Hospital de los peregrinos



Puerta de la iglesia

Los peregrinos

Peregrinos 2

La magnífica cena con sus cocineras

Interior de la Iglesia de Arrés




martes, 29 de mayo de 2012

Sarsamarcuello-Riglos. 15 km. Vuelta a España en bicicleta. Asi somos en 2012.

Anoche, con descargas, escritura, cena y tal, acabé a casi la una de la madrugada y las ventanas del albergue de peregrinos cierran herméticamente, con lo cual, me levanté a las 9,30. una barbaridad. Y salí con el sol pegándome en el cogote.
Ayer, por la noche, me comentaron que debía subir al castillo y el mirador de los buitres. Y que, además, atajaba mucho, aunque había una cuesta para empezar. Y no era chica.
Decidí hacer esa ruta y empecé a subir tan pronto como salí del albergue. Pero las piedras, la cuesta y el calor, me estaban machacando y si ayer no iba bien, hoy aún estaba peor. Con paciencia y paradas, hasta que el cuerpo se fue calentando y, poco a poco, me costaba menos esfuerzo.
La subida, dejaba ver amplios paisajes, pero lo mejor vino cuando doblé un recodo. El castillo y la ermita, sobre una loma, estaban impresionantes.
La verdad, muy bonito. Anduve por los alrededores y luego me fui a ver el Mirador de los Buitres. Este mirador, lo construyó Rodriguez de la Fuente y, para llegar a él, había que subir una enorme cuesta de piedra suelta. Dejé a Rocinante en el prado y subí andando. Las vistas desde el son impresionantes, con los mallos de Riglos a mis pies. Gozoso.
Tenía, como opción, o volver o coger el GR1 y bajar a Riglos. Es lo que hice, pero fue muy fuerte. Bajar con las alforjas, por una estrecha vereda, y con bastante pendiente, piedras y escalones, no es lo mejor que se puede hacer y, si no llega a ser por Rocinante, gran cabalgador, me hubiera roto los huesos en dos ocasiones. A puntito estuve.
Eso no ocurrió y llegué a Riglos, tras pasar por los mallos, muy contento y agotado. Y decidí, por primera vez en el viaje, meterme en un refugio de pago, comer y cenar en él y descansar. No se si soy presa de algún mal, pero hoy quedé agotado.

Albergue de peregrinos de Sarsamacuello

Torre y ermita de Marcuello

Torre de Marcuello

Ermita de Marcuello

Mirador de los buitres 

Mayos de Riglos

Flores de la montaña

Comienzo del GR1, complicado para bici con alforjas y ruedas mixtas

Bajada entre los mallos

Mallos

Mallos

Mallos y Riglos

Mallos


Escaladores camino de los mallos.
Luego, las fotos