jueves, 5 de julio de 2012

Cóbreces-Buelna, 53 km. Asi somos 2012. Vuelta a España en bicicleta. Rocinante. El Alamín. Conde de Ruiseñada. Marqués de Comillas.


Jueves, 5 de julio de 2.012.  
Recorrido: excepto un trozo, todo por la antigua nacional de la costa.

La Abadía de anoche, que no Monasterio, creo que era de los monjes cistercienses y, en total, eramos 8 personas, para por lo menos 30 plazas, o sea, que estábamos todos muy a gusto y lejanos, pues además, eran dos salas más duchas de agua caliente. Placentero y muy agradecido a la Orden del Cister. 5 €.
Afortunadamente, el día amaneció fresquito y con el cielo nublado, pero sin riesgo de lluvias inminentes, lo mejor para biciclitear. Al paso, y mucho mejor que ayer, de salud y de fuerzas, aunque no del todo bien, llegué, muy acompañado por otros cicloperegrinos, que hoy eramos unos cuantos, a Comillas. De Comillas guardaba viejos recuerdos de un lejano viaje familiar, con mis dos hijos y mi compañera, en el que estuvimos en un hotel que, siendo castillo o fortaleza, o casón, tenía la peculariedad de que las tablas del suelo de la habitación, por el paso de los años, tenían zonas con separación entre ellas y se veía el piso de abajo, no recuerdo si era el comedor o que zona. El caso es que, los pequeñajos, se pasaban las horas, con el culo en pompa, mirando a través de ellas. Eso, y el desayuno con churros ocupa un cajón de mi memoria.
La realidad, es que no he conseguido dar con el hotel, para recordar viejos tiempos, pero visitando el Palacio del Marqués de Comillas, mis recuerdos han sido aún más lejanos, mucho más, en el tiempo. Y tengo que reconocer que, para mí, ha sido muy bello rememorar, ya casi olvidadas historias, de mi abuelo, por parte de madre. Mi abuelo Juan, era preparador de caballos. Los domaba y enseñaba a realizar todo tipo de ejercicios. Era un figura, según dicen. Con los caballos y con los toros bravos, a los que daba de comer hierba con la mano.
El abuelo, hombre modesto, trabajaba en una finca del Conde de Ruiseñada. Dicha finca, por su extensión y necesidades, tenía en su interior un poblado, o pueblo, muy extenso, con más de cien de trabajadores viviendo en él (no tengo idea de cuántos, pero muchas casas y todas llenas. Tantas que, hasta tenía Iglesia, Cura fijo, convento de monjas, "alcalde" y que se yo cuántas cosas más. En él, vivían mis abuelos, Juan y Matilde y, de él, guardo recuerdos imborrables, como la primera vespa de madera que le trajeron los Reyes (que llegaban en un camión, y los repartían niño a niño desde él) a un niño, cuyos padres, debieron de dejarse el sueldo de mucho tiempo, pues en comparación con los regalos de los demás, fue un privilegiado. De aquella vespa, en la que todos montamos, de la horchata de chufa que, a mano, hacia la madre del cura y a la que yo era muy aficionado, de los peces de colores que el cura tenía en un estanque, con forma de pozo, en el patio, de los higos de la gran higuera que había a la entrada de la vaquería y que me sabían a gloria, de las uvas, de merienda diaria, con pan, en época, está mi memoria marcada. El pueblo y la finca, se llamaban (aún existe el pueblo, pero ya como recuerdo de algo pasado) El Alamín. Y estaba junto a Villadelprado y algo más lejos de Almorox. Tenía un Castillo (que nunca pude ver) y, en otra zona, las casas de la Administración.
El Conde de Ruiseñada, era el padre del Marqués de Comillas, el que tiene (o tenía) un Palacio en Comillas. Dicho Palacio, cuenta con una Iglesia-Panteón, donde están enterrados, los "jefes" de mi abuelo. Y dicho Panteón es custodiado por una persona que, a la postre, conoció, no a mi abuelo, pero seguro que sí a su hija, mi madre. Y, el destino, o las circunstancias, o mis ganas de saber, o... me han llevado a dar con esa persona, y poder charlar de tiempos casi olvidados que, como en primavera, han florecido de nuevo. Por eso, hoy, ha sido un gran día. 
De la Universidad, antes seminario, a la que no me han dejado ni asomarme a una ventana (literal), si no pagaba la visita guiada, del Capricho de Gaudí, cuya chimenea está rematada por un copetes-soporte que pusieron los alemanes de la Legión Cóndor, para colocar su bandera y que ahí sigue, del pueblo en general, apenas me he enterado, atrapado como estaba en la nube del pasado. El resto del camino, muy bonito, con marismas, playas, campos y demás, preciosos, acompañados de buen sol y buena temperatura, hasta la tarde, dónde han caído unas gotas.
Hoy la parcela, la tengo en una tienda de muebles, en venta, bajo un balcón, para protegerme del cielo, si se desploma.


Marqués de Comillas

Cementerio Gótico





Universidad de Comillas, antiguo seminario




Palacio del Marqués de Comillas


Cúpula de El Capricho, de Gaudí, con el suplemento de  la Legión Condor  Alemana, que se instaló allí en nuestra guerra.


Capilla- Panteón, donde descansan la familia Ruiseñada y Comillas


Palacio, parte trasera

Palacio

Playa de Comillas

Voluntarios pintando, gratis, la balaustrada



Bocana puerto Comillas








San Vicente de la Barquera



San Vicente de la Barquera






Buelna

Buelna


Parcela de Buelna.

Gornazo-Cóbreces, 31,24 km. Asi somos en 2012. Vuelta a España en bicicleta. Rocinante, bicicleta.


Miércoles, 4 de Julio de 2.012.
Recorrido: Bárcena de Cudón, Mar, Requejada, Barreda, Queveda, Santillana del Mar, Arroyo, Oreña, Caborredondo, Cigüenza, Novales y Cóbreces. 

Algo hay en mi tripa que no quiere estar y me avisa con retortijones, jajaja. Me desperté a las 4,30, pero me había dormido a las  22,45. No es que fuera muchas oras, pero me sentía descansado y con ganas de "fiesta". Salí de la tienda para hacer fotos, que no hice, y disfrutar de la luna llena que, en ese momento, estaba despejada. Me di un paseo y volví a la tienda para intentar dormir algo más y lo mejor es que me levanté dolido de las extremidades y con un lumbago, creo, de risa, jajaja.
Hoy, en cuanto a fuerzas, no era mi día, estaba claro, así que resolví tomarme las cosas con calma y hacer lo que pudiera, pero me costaba y mucho, cualquier repecho. Mientras tanto, las músicas de mis tripas cantaban "La Traviata". Pude llegar a Santillana del Mar, el pueblo de las tres mentiras. Ni es alta, ni es llana, ni tiene mar. Esto me lo contaba, Juan Díaz en el taller de Emilio Rodriguez. Eso y lo de "Cama alta, poca ropa, señal de gente loca" y se partía de la risa. Tres veces lo contó, para que pudiera escribirlo y las tres veces no podía ni terminar, se reía tanto que hasta le lloraban los ojos, jajaja.
Santillana es un pueblo que hay que visitar, porque se lo merece y mucho. Una auténtica delicia de cuidadas casas con mucho sabor antiguo. Por caserones y escudos, a cual más esplendoroso, nadie quedará desencantado. Y había muchos turistas fotografiándolo todo, incluso a la bruja que Julio Sanz, ceramista, tiene puesta en la puerta de la tienda y que, de tanto toquetear, han conseguido romperla, e incluso le arrancaron la narizota. Con Julio hablé largo rato, ayudado por la falta de clientela del momento. Me contó su lucha particular que, como David contra Goliat, tuvo que librar para poder mantener su negocio en marcha. La buena rentabilidad del negocio de la construcción, en su momento, hizo que intentaran, por cualquier medio, echarle de su local, alquilado. No lo consiguieron y, al finalizar su relato, concluyó con un rotundo "así somos".
Desde Santillana, llegué al alto donde se encuentra la Parroquia de San Pedro de Oreña. después bajé, subí, bajé y tal y tal, hasta que llegué a Cóbreces. Mientras veía en una iglesia que está en una loma, San Pedro, creo, empezó a calabobear y luego a llover. Aquí hay un Convento de Capuchinos que tiene albergue y he decidido quedarme, para ver si me recupero. Y no cenar, que descanse el estómago.






Casona palacio de Queveda

Emilio y Juan


Julio, escultor, pintor, artista


La bruja del taller de Julio


























Iglesuca de Novales





Iglesia de Santa Ana


Interior de Santa Ana

Iglesia de San Pedro




Albergue