sábado, 19 de mayo de 2012

Sanaüja-Alguerri. 75 km.



Las nubes, buscándome las vueltas, se han puesto a descargar un volumen de agua torrencial, que yo veo tras los cristales, jajaja. Estoy en una casa que tienen para los peregrinos del camino de Santiago que tienen aquí, en Alguerri. Salí de Balaguer, dispuesto a buscar la parcela de cada día, pues el kilometraje me recomendaba ir parando en las cercanías. Pero el cielo estaba encapotado y no me fiaba un pelo. Buscaba, pues, un lugar cubierto, pero sólo encontré una casa abandonada que no medio muy buena espina y decidí seguir. Llegué a Castello de Farfanlla y busqué el polideportivo, cerrado a cal y canto. Entonces busqué al cura, que me dijo que no podía hacer nada por mí y me recomendó llegarme a este pueblo, diciéndome que aquí había una casa bien acondionada para los viajeros. 8 kilometros tenían la culpa. 
El cielo estaba cada vez más negro, así que, acelerando con todas mis fuerzas, cubrí el trayecto en un santiamén, sin agua. El cura me había dado el teléfono del alcalde, a quien llamé. Al rato vino un muchacho con la llave, que me dio. Y aquí estoy, con un tormentón gigante, de truenos y lluvia. Pero tengo, excepto internet, de todo: agua caliente, luz, cama, butacones, baño con ducha fabulosa, nevera, cocina, con aceite, vinagre y sal, para la ensalada que me voy a despachar en un momento, pues la suerte ha querido que el dueño de la tienda, cerrada ya, haya llegado justo cuando yo estaba en la puerta llorando por no poder comprar nada. Y me ha despachado. Gracias, pues, al Alcalde, al tendero, a mi suerte y a Santiago, el de Compostela, por lo preparado que dejó el camino.
Salí de Sanaüja muy pronto, a las nueve ya estaba dando pedales, a pesar de haberme acostado tarde después de haber estado un poco de fiesta con unas personas maravillosas que conocí y que me ofrecieron casa. Gracias. Pero a las doce de la noche ya tenía la tienda montada, bajo el techo del polideportivo. Montarla en la oscuridad, tiene su gracia y esa experiencia no la tenía. Ahora ya sí, jajaja. Y a escuchar a un pájaro que, inexplicablemente, a la una de la madrugada, cantaba imitando a diferentes especies pajariles, jilgueros, canarios e incluso se marcó un tema con la voz de Placido Domingo. Abrumador.
La mañana estaba soleada, pero corría un airecillo fresco que la dejaba muy agradable para bicicletear. Con la ruta ya dibujada, hasta Irún, recorrí kilómetros y kilómetros. Rocinante, sonriendo, quería más y más y, pues le di gusto, porque hoy no he trabajado en las entrevistas. No hubo muchas cuestas ni tráfico y el arcén era amplio y suficiente. El, paisaje, como vengo diciendo, una delicia, estropeado un pelín por el aroma que las granjas de cerditos, muy abundantes por esta zona, lo impregna todo.
Cuando llegué a Balaguer, a la hora de comer, busqué un burger para celebrar los más de 1.000 km que ya llevo por la península ibérica, pero no había. Una pena, porque me apetecía muuuuucho, jajaja. 
El resto, pues eso. Y, ahora, ducha caliente y ensalada de tomates. Yuju!.


Amigos de Sanaüja










Balaguer









Balaguer








2 comentarios:

  1. Que grandes son tus vivencias don quijote, pero que grandes... Animo... y mucha suerte!!!!

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  2. Buenas fotos!
    yo estaba allí en el bar de Sanaüja, nos alegraste la noche
    Suerte, que vaya bien!

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