viernes, 13 de julio de 2012

Ole-Carreño. 46 km. Asi somos 2012. Vuelta a España en bicicleta. Rocinante.



Viernes, 13 de julio de 2.012

Otro día medio bueno de clima. Me dio día no llovió y el otro hizo mucho viento y llovió, jajaja. Dormir en la Iglesuca de San Félix, del S.XIII. deja buen sabor de boca, más grande aún si, como ha sido el caso, está enclavada cerca del mar, con vistas de montaña y marinas. 
Llegar a Gijón, ha sido coser y cantar, 26 kilómetros de placer carreteril tranquilos pero constantes. A las 11, aproximadamente estaba en esta bulliciosa ciudad que tenía su playa bien habitada de personas deseosas de sol. Llegué acompañado de Antonio Sánchez y su triciclo, que el ha convertido en eléctrico. Con sus 80 años, no se arredra ante las dificultades ni la tecnología y, por testarudez, no por ser manitas, como yo le califiqué, consigue lo que se propone. Lo ha electrificado y ha sustituido las cestas por cofres de madera que crecen de tamaño, al mismo ritmo que sus necesidades de carga. en ellos lleva herramientas, la compra, una batería de repuesto, bebida abundante... Para la seguridad de los transeutes, ha instalado un timbre que, mediante un ingenioso sistema, suena a la par que gira la rueda, avisando a los viandantes de su presencia. Y doy fe de que lo oyen desde bien lejos, jajaja. Me pide, emocionado que, si hablo de él, ponga que ha subido 5 veces el Angleru corriendo. 
En estos momentos, mientras escribo dentro de la tienda de campaña, en el polideportivo de Carreño, estoy oyendo una gaita, muy bien tocada y sus notas, me llevan a Carlos Moreno, constructor gijonés de gaitas, desde hace 25 años. Carlos, no sólo las construye, también conoce toda sus historia, sus diferencias, sus orígenes y evolución. Las construye, las toca y habla de ellas, con tal pasión, que emborracha y deseas que el tiempo no pase, que el reloj se detenga para que el te detalle todo aquello que, para saciar tu curiosidad, le preguntas. Se, por él, que el fuelle era el cuerpo de un cabrito y que, ahora, los hacen en Escocia, de modernos materiales. Que una de las maderas que utiliza, del estado español, es de buxu (boj). También utiliza madera de ébano y ahora, en lugar de granadillo, que no se encuentra, usa el palisandro africano (falso granadillo) que también se utiliza para las castañuelas.
Me hace saber que gaitas, con fuelle, las hay en varios lugares del estado español, y no sólo en Asturias o Galicia, si no en Zamora, que llaman Sanabresa, en Aragón, llamada Gaita de Boto (fuelle, en aragonés), en Baleares, la Xirimía, en Cataluña, la Sac de Gemecs (saco de gemidos).
Aprendí que, así como todos los instrumentos de viento, utilizan un sistema para generar sonido en su boquilla o embocadura, bien con pestañás, (clarinete, oboe, saxo...)bien con los labios (trompeta, trombón...) y que, por tanto, podemos modular, en la gaita, lo que introducimos en la boca (Soplete) sólo sirve para introducir el aire en el fuelle, teniendo que utilizar los dedos, a través de una técnica especial, en el oboe de salida (Punteru). Dicho Punteru, lleva doble pestaña para generar el sonido (gaita asturiana). El otro elemento que genera un sonido, constante, es el Roncón, que lleva una única pestaña y que se apoya en la espalda. Pero lo màs curioso, para un profano, como yo, es que gaita, significa cabra. La hora de comer, no es que se echara encima, es que se paso de largo y tuve que suplicar que me dieran el menú mientras Eolo, encabritado, empezaba a soplar de lo lindo. Mientras comía, me vino a la memoria Belén Vega, artesana textil. Belén, empezó en esto, ayudando a su hermana pero apenas sin interés. Cuando con el tiempo, empezó a sentir los telares como algo propio, ocurrió que su hermana aprobó unas oposiciones, traspasando toda la responsabilidad y el placer de los tapices, alfombras, bolillos y otras técnicas a Belén.nDesde entonces comparte creación con enseñanza a mujeres, mayormente, de entre 30 y 60 años, aunque curiosamente, los artitas conocidos de estas técnicas son, fundamentalmente, hombres.
A las 17, habrían el recinto de la Semana Negra y quise participar unos instantes en ella, pero el mal tiempo con mucho viento y algo de llovizna, y la necesidad de avanzar un poco más, hizo que apenas estuviera por allí y que saliera camino de Avilés, donde estoy en estos momentos, en Carreño, según los carteles.














Playa

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Manifestación de funcionarios ante el ayuntamiento






Esperando que abran, suspendido por viento







jueves, 12 de julio de 2012

Priesca-Ole. 30 Km.




Jueves, 12 de Julio de 2.012.

Jjajaja. Avanzo menos que los pregerinos a pie. Pero, eso sí, viendo montonazo de cosas y hablando con el personal, a placer. Esta mañana, díjome una muller que, el camino de Sebrayu, el que hacen a pie, era transitable en bicicleta  e intentelo hacer. Y, bueno, no es que fuera una autopista, pero lo hice. ¡Y bien que lo disfruté!. Desde Sebrayu, la carretera ascendía, como el humo asciende al cielo, en día calmo. Cuando el corazón se salía de mí, y aún me quedaba otra pendiente que superar vi, abajo, la ría de Villaviciosa. Me encandiló su belleza, jajaja. 
En Villaviciosa, Mª Angeles, me contaba los problemas que están teniendo ahora los mariscadores de la ría, por el vertidos de aguas fecales u otros elementos que la tienen contaminada desde noviembre, teniendo prohibida la pesca y el marisqueo. También hice una visita guiada a la bodega de la Sidra el Gaitero, famosa en el mundo entero. Nada que ver con a modestia de la otra. Esto es a lo muy grande.
 Aquí, en Villaviciosa, me hablaron de los Bonhome, dos hermanos carpinteros de ribera, que viven en El Puntal y que quizás, me dijeron, todavía hagan alguna barca. ¿Cómo no iba a verlos?. Los hermanos Bonhome, son tan famosos, sin quererlo, ni buscarlo, que hasta una playa, la de la puerta de su casa, lleva su nombre.
Son Ezequiel y Eduardo, el mayor. Con más de 80 años, los hermanos Bonhome, tan buenos o mejores que su apellido indica, ya no practican la carpintería, que han sustituido por el placer de hablar y disfrutar escuchando a la gente, que como yo, pasa por su casa. Al poco de llegar, ya me estaban invitando a un culín y preguntando por Rocinante. Ezequiel, el menor, que estaba en la calle conmigo pues Eduardo está con bronquitis, de sus años marineros, me hablaba de unos franceses, creía, que habían pasado por la puerta de su casa en bicicleta y estaban comiendo un poco más a delante, en la ría, que ellos han cruzado miles de veces, de cuando daban el servicio de cruzarla en barca, durante treinta años.
De los dos hermanos, Eduardo era un pillín, y sabía sacarle provecho a cualquier situación. En la mili, consiguió una cámara de fotos. Hizo muchas tomas a los compañeros de cuartel y se las cobraba por adelantado. Todavía están esperando a que les lleguen, porque no tenía ni carrete. En otra ocasión, hizo una visita a su hermano y éste, le regalo una maleta de madera. Antes de llegar a su destino, ya la había vendido. Pero, casi siempre trabajaron en unión, siendo uno ebanista y el otro tornero y tapicero, o carpinteros de ribera o jubilados, como ahora. Solteros los dos, dicen un dicho de la mar: A la mujer y al viento, una cuarta a barlovento. Y también dan consejos relativos a la mar: Para no marearse, no embarcarse. ¿Que necesita un hombre para salvarse en la mar?: Vientos de a fuera a dentro, bonanza de mar, estar cerca de tierra y saber nadar...
Justo cuando me iba, los franceses acababan de hacerlo y Ezequiel, tras endosarme el último culín, me dijo, a esos te los meriendas en dos patadas, en las cuestas que hay. Y me dio un empellón en la espalda. Le prometí hacerlo y, cual si fuera el dos de mayo, arremetí con tal ímpetu, que casi muero . Sólo los culines me salvaron. Disimulando, paré a hacer unas fotos y, cuando arranqué de nuevo, el jefe de la cuadrilla me perseguía muy entonado, ganando terreno progresivamente. Pero le daría una pájara o lo que fuera, porque cuando pensaba que me adelantaría, miré para atrás, a pedir clemencia y ya no estaba ¿?. 
Llegué a Tazones, que tiene huellas de dinosaurios, que no pude ver por impedirlo la marea. Y centollas y otros mariscos, que tampoco pude ver, porque me lo impedían las lágrimas, pero si ví el puerto, y la casa de las conchas y los pocos barcos pesqueros que van quedando y las casas, que se pintaban, antiguamente del color de los barcos, para aprovechar la pintura y que, hoy, ha de mantenerse con los mismos colores, por ley.
Aquí, o se sube o se baja, o ambas cosas, generalmente. Eso hice para llegar a la casa de Begoña, en Ole. Resuta que este pueblo, tiene el mayor yacimiento de Azabache del mundo. Tomar nota: Ole, de Asturias. El mayor del mundo. Para que os hagais una idea, yo, al poco de llegar, ya iba perdiendo los pantalones, con los bolsillos llenos de azabaches. Y eso, sin buscarlo, mientras miraba el paisaje, jajaja. 
Bueno, el caso es que, Begoña, si consigue este bonito material en la zona, y luego lo trabaja. Begoña trabajaba, antes, en un despacho jurídico, hasta que un día, decidió mudarse a su casa de la costa. Ahí, en su casa, talla, pule y da formas al material, mezclándolo a veces con otros elementos y consiguiendo obras de gran belleza. Con un trozo de fósil de madera (azabache), practiqué yo también y ahora lo llevo en mi bolsillo, para que quite los malos de ojo, como dicen, jajaja.