lunes, 16 de abril de 2012

Mira-Requena. 57,5 km.


Otra vez al camino. Recuperado de los males que me aquejaban y decidido a abandonar las bondades de mi cobijo, salí de Mira, todo disfrutón, pensando que si estaba a ochocientos y pico metros de altitud y mi ruta va dirección Valencia, nivel del mar, no tenía otra opción que bajar, como así ha sido. La carretera, sin arcén, estaba salpicada de almendrales y viñas y de rociones de aire fresco que te helaba los nudillos. 
Al poco, afortunadamente, me di cuenta que había olvidado la batería de la cámara, con su cargador, en el piso donde había vivido. Desandé el camino para recuperarlo. Parece mentira, pero ese poquito de ida y vuelta y el descanso de subir al piso a por el cargador, me preparó las piernas para, después, ir mucho más ligero. 
Hoy era jornada de avance. Mi meta, Requena. Disfruté de lo lindo bajando poco a poco y con viento casi de espaldas. La carretera, como todos los días, bellísima y no muy dura, con cuestas moderadas en un pequeño puerto al salir de Mira y muchas más bajadas que subidas. El cielo era cuadro cambiante. Así es cada día, con nubes de formaciones diversas, que unas veces corren y otras, vuelan. Pero entre ese mar de algodones diversos, una formación negra, cada vez más grande, atacaba por retaguardia. 


Corral 

Cercanías de Mira

Entré en la Comunidad Valenciana. Ya en ella, Camporrobles. Primer pueblo de la Comunidad. Quiero celebrar este acontecimiento con una parada y conocer a sus gentes. Una de las cosas que me está sorprendiendo, y mucho, es la poca gente que, en general,  y especialmente, durante las mañanas, se ve al llegar a los pueblos. Uno ve las calles y parece que estuviera desierto y tienes que conducir tu rumbo, según el instinto, para llegar a la zona vital de cada pueblo, que existe. La Comunidad Valenciana me recibe con el mismo calor humano que dejé en Castilla-La Mancha. La colaboración, desde Alcalde hasta "Los Kintos del 4" hizo que mi parada se alargara más de la cuenta. Con unas cuantas vivencias más de Camporrobles, 1.450 habitantes y  un yacimiento Ibero en el Molón. El Ayuntamiento tiene una sala de exposiciones con muestras de esta yacimiento muy preciosas. 





Lleva a la burra con el burro, para hacer eso y tener buratos

Camporrobles

Un futuro hombre mayor.

Mi calle.



La nube negra, se quedó esperando en tanto yo convivía con la gente. Y al arrancar de nuevo, camino de Utiel, se unió a mi marcha. Era la hora de comer y el estómago me lo recordó imperiosamente. Pedaleando con ímpetu, con el viento de popa, por una carretera que, al principio, durante un buen tramo, era para mi solo, mantuve un ritmo sorprendente de 30-40 km/h, lo mismo que  la nube, cada vez más gorda. Al llegar a Las Cuevas de Utiel, entré a buscar un bar donde comer algo caliente. En el único bar, el de la Cooperativa, Roberto, una persona majísima, me ayudó a que me fuera con un buen recuerdo del bar. Y lo consiguió. Frente a mí, un grupo de cuatro, jugaba una partida, la partida, mientras, cual coreografía, otros cuatro, en las esquinas, miraban silenciosos la jugada. De cuando, en cuando, una explosión de intereses encontrados, hacía que unos se rieran y otros discutieran, con mucha algarabía. 



Roberto
Sabina, con "nos sobran los motivos" por mi izquierda y un abuelete, comiendo como yo, a mi derecha, haciendo comentarios radiados sobre la partida, completaba mi absorto cuadro. Saludé a la nube al salir para el camino y ésta, me guiñó un ojo. Tan pronto como metí el pie en el estribo, una gota cayó en mi mano. Y dos minutos después, estaba guarecido de un granizo vengador. Quiso la nube mojarme, pero yo ya estaba a salvo y otras la empujaban desde atrás. Me calcé el traje de  buzo, a conciencia, y cuando hube terminado, salí. La nube, al verme, se estiró, como  la cola de una cometa y, con rabia, descargó su ira sobre mí. Agradecí, feliz, el suplemento del guardabarros delantero, de construcción casera. Ahora, el agua, no llega ni a la cadena, ni a mis pies. Un descubrimiento. 



En el camino,me encontre con Antonio, que estaba enlazando los brotes de las viñas a los cables de las espalderas. Me llamó la atención, lo bien cuidado del campo, su aspecto de agricultor moderno, con un quad, y la máquina que llevaba en las manos. Paré a halar con él. Trabaja para una empresa que tiene grandes extensiones de terreno cultivado. Por aquí, casi todo son viñedos. La nube, no ha podido esperar  más y ya no hay peligro de más agua, parece.



Antonio
 Vuelvo a acelerar para llegar a Requena y el viento, me transporta como un cohete. En nada, paso por San Antonio, Utiel








 y, en la carretera, llego a una bodega, Pago de Tarsis. Me llama la atención su aspecto y, a pesar de haberme pasado de largo, decido volver pues algo de ella, me atrae. Franc García, con el que me topo, según llego, me enseña las maravillas del proceso y transición de la uva, a los ricos caldos que ellos producen y que probé. Me gustó aprender que un Pago, es una bodega que tienes sus viñas al rededor de la Bodega. Y como se destila el orujo en esas máquinas de cobre, con una moderna tecnología y preciosos cacharros de cobre. Y la colección de botellas y barriles, en perfecta y ordenada formación. 350.000 botellas rellenan cada año.






Al llegar a Requena, pregunto a la Policia Municipal si existe algún lugar para el pernocte de viajeros. Me dicen que no y voy al Parque de Bomberos, pues predicen una mala noche de viento y lluvia. 
Los bomberos me acogen, una vez más, de maravilla y me ofrecen un habitáculo que me hace sonreir de nuevo por la variedad de sitios en los que se acaba fabricando zetas (durmiendo). Es un "qué se yo" que debe de servir para "vete tú a saber". Pero me encanta. Es infinitamente más grande que la tienda y no corre el aire dentro, pero si ventila. Como no es muy grande y está muy bien aislado, con mi cuerpo, casi lo caliento y se está de maravilla. Ceno y desayuno con ellos, comiéndome buena parte de sus existencias, jajaja. Disfruto de internet, agua caliente y buena compañía. Muchas gracias al responsable, por su generosidad y a todos los compañeros por lo mismo.


Un grupo de magníficas personas. A mi izda., derecha en la foto, el responsable.
La guarida de Rocinante y la mía, al fondo. La chimenea, es ajena.

El dormitorio interestelar.

otra vista


1 comentario:

  1. Juan, compañero, que alegria verte tan lleno de vida... Que alegria disfrutar de tu pequeño relato... Cuantas sensaciones, y gentes buenas...

    Me alegro mucho por ti, y cuidate un monton!!!!

    P.D.: Rocinante campeón!!!

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