viernes, 20 de abril de 2012

Albalat dels Sorells, Catellón.




Llegué a éste pueblo y me acomodé mucho. Estaba en una casa confortable, de mis amigos, Marisol y Luis Soler, pintores los dos, además de otras cualidades. Aquí me sentí mimado al máximo. Mesa puesta con rica comida de la huerta y buena, muy buena compañía. Abusé de su hospitalidad, quedándome un día más de lo previsto y, en el tiempo que eso duró, acabé con las existencias de cuanto manjar se puso al alcance de mis manos, jajaja. Tengo que agradecerles, con todo mi cariño, sus muchísimas atenciones y cuidados, dejándo que me guíara por mi peculiar manera de ser y apoyándola en todo momento. Gracias y gracias.
Y tuve, además, la fortuna de que mi hermano me visitara. ¡Qué más se puede pedir!


Luis y Marisol, cenando unas riquísimas habas de la huerta

En la tertulia

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